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The Touré-Raichel Collective
El encuentro
En esto de la música los encuentros entre artistas son cada vez más numerosos. Hay muchas veces que se producen por el mero hecho de compartir discográfica. Se prestan a ello o les prestan gustosos... Hoy por ti, mañana por mí. Otras veces surge de una búsqueda, de una necesidad de ir más allá de los paisajes propios, para encontrarse a uno mismo en la mirada del compañero. A veces el producto es bonito. Otras veces, cuando la mixtura se vuelve elemento único, se produce la magia y la música se adueña de todo.
La comunión entre la estrella del pop israelí Idan Raichel y el guitarrista maliense Vieux Farka Touré fue alimentada desde lo casual de un encuentro aeroportuario. Idan insistió y persiguió al que era su ídolo, el hijo del gran Ali Farka Touré. Insistió en dejar sus proyectos individuales y unirse a la agrupación de Vieux, le daba igual si le pagaba como si no, quería ver de cerca cómo se gestaba la música en su banda. Y como los buenos pucheros, que se cocinan a fuego lento, dos años más tarde de un concierto en Cartagena (Idan cogió un vuelo para participar en el directo del maliense en La Mar de Músicas), el israelita era comisario de un festival de músicas del mundo en Tel Aviv. No dudó en llamar a Vieux Farka Touré para que participase, y se volvió a producir el diálogo de ambos sobre el escenario del Tel Aviv Opera House. Tras el concierto y con ganas de más, ambos quisieron proseguir la experiencia, la experimentación, la comunicación. Al día siguiente, en el estudio de grabación de un amigo en el sur de la capital, comenzó una sesión que duraría tres horas. Se hizo sin espectativas. El disco llegó después.
Aquel día les acompañó Yossi Fine, bajista y amigo de ambos, líder de Ex-Centric Sound System y que ha grabado con artistas como Lou Reed o Meshell Ndegeocello. A ellos tres se ha unido la Calabash de Souleymane Kane y las colaboraciones de Patrick Ruffino (bajo en "Alkataou"), Yankale Segal (tar en "Kfar"), Frédéric Yonnet (harmónica en "Touré"), Cabra Casay (coros en "Ane Nahatka") y Mark Eliyahu (kamanche en "Alem").
El sonido sale del corazón y muestra lo mejor de cada uno de ellos. Lo cierto es que nos ha sorprendido muy gratamente. Idan Raichel deja sus producciones más barrocas y muestra sus fraseos más desnudos, más sinceros. Vieux suena más acústico. Piano y guitarra intercambian riffs que casi nos llevan al trance, seguro al bienestar. Los sonidos judíos y las melodías malienses, los recuerdos al gran Ali Farka, esa manera de tocar la guitarra Vieux y el piano Idan como si de una kora se tratase, que les da un lenguaje que parece escrito por una sola persona. Un musulmán y un judío, compartiendo, porque eso es lo que es la música, una tierra común. Precioso. |
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