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CON BILLIE HOLIDAY
Julia Blackburn
Billie Holiday es una de las figuras musicales más destacables del siglo XX. Sus excepcionales dotes artísticas así como su capacidad para expresarse mediante la música, hicieron que su voz pudiera situarse en el mismo plano que el de los instrumentistas. Su corta tesitura no fue impedimento sino toda una lección de que con pocas notas se puede llevar la música a lo más alto.
“Lady era una fuente de inspiración para todo el mundo porque entendía como nadie las letras. Se sabía todos los temas. Y era capaz de cantar Carmen o lo que se le pasara por la cabeza. No sabía mucha música, ni leer notas, pero lo hacía. Miraba una partitura, la dejaba sobre la mesa, se marchaba, se bebía un trago y regresaba al cabo de tres minutos y cantaba el tema de arriba a abajo.” James Cross"
Julia Blackburn toma como base del presente libro el trabajo de Linda Kuehl, quien entrevistó a más de ciento cincuenta personas que habían conocido a Billie. Linda no tuvo mucha suerte para la edición de su trabajo y nunca pasó de los primeros capítulos, que reescribió en varias ocasiones antes de suicidarse saltando desde la ventana de su hotel. Julia Blackburn retomó el material recopilado por Linda para darle forma en el presente libro. El resultado, además de mostrar numerosos detalles de la tormentosa vida de la artista, causa una extraña sensación de lejanía. El acercamiento a la figura se produce a través de testimonios de quienes la rodearon y siempre en tercera persona. Sobre las cuestiones más polémicas de su vida, su relación con las drogas o con el sexo, encontramos testimonios contradictorios que no arrojan mucha más luz sobre el asunto, si bien aportan un buen número de lecturas que cada cual puede interpretar. Mucho más importante y patente es su carácter generoso y desprendido, su temor ante la situación racial que la convirtió en cabeza de turco de la represión o el respeto que la profesaban las más altas figuras del jazz. Destaca, en ese sentido, el capítulo dedicado a Lester Young: “Billie lo conoció en 1936, cuando éste acababa de llegar a Nueva York. Se fue a vivir con ella y con su madre después de que una rata le saltara encima desde un armario en la habitación de hotel en que se alojaba”.
La narración sumerge al oyente en la agitada época en que el jazz se fue construyendo. Retrata lugares emblemáticos como Harlem o Chicago , mostrando cómo era la forma de vida de los músicos de jazz. Deja patente el injusto trato y persecución a que fue sometida Billie durante su vida. Las vejaciones de ser una estrella negra, de ver restos de linchamientos mientras recorría el país de actuación en actuación. Ser la figura de la noche a quien todos van a ver y pasar a camerinos por la cocina. La entrada principal estaba reservada para blancos. Imaginen en situación a la joven Billie de gira con la banda de Artie Shaw, formada exclusivamente por blancos. Y no es que sus compañeros la tratasen mal: el propio Artie declaró que su experiencia sureña fue una pesadilla de principio a fin. El coraje que otorga el miedo queda perfectamente patente en el capítulo Strange Fruit. La extraordinaria personalidad de Billie dejó huella en todo aquel que se acercó a la influencia de su halo. Toda una personalidad que a nadie deja indiferente.
“Creo que le molestaba que la vieran como un personaje peculiar, como una persona deprimida y ajena a la realidad. Su vida no era tan diferente pero no soportaba ni la sociedad ni la falsedad”. Alice Vrbsky |
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